martes, 20 de diciembre de 2016

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libros que las personas flojas nunca van a leer

Leer no es tomar un papel atiborrado de letras y repetir en la cabeza sus sonidos para una presumida búsqueda de información. La lectura tampoco es una tarea escolar o de esnobismo sin sentido que se hace en el marco de la obligatoriedad. Basar dicho acto en su verbalización, además de un comprender decodificativo como su único deber, implica reducirle a un aspecto simplista y extraño a las diversas condiciones que le germinan.



Posterior a los años de posguerra y en el remolino cultural que se vivió durante los 60, podemos observar (si no heredar) que más allá de ser un vehículo de banalidad y lucro, leer es una actividad de apropiación, toma de consciencia, transformación personal y la vía en sí de un cambio social.
Advirtiendo y asimilando esta información, independiente de la tan llamada muerte del libro impreso o la supuesta desaparición de los lectores a causa de “nuevas” pedagogías normativas, es posible afirmar en uno mismo que el ser lector todavía respira en ciertos grupos. Porque sin importar demasiado las relucientes formas de entretenimiento actual, la lectura sigue siendo una práctica viva cualquiera que sea su soporte.


Al identificar el estancamiento generalizado de la práctica lectora y un elevado porcentaje de analfabetos o de poblaciones con el mínimo de escolaridad, es fácil disponerse a la lectura. A no querer hundirse en los pantanos de la zafiedad, pretender escabullirse de esas criaturas básicas que no hacen más leer best sellers, cumplir con asignaciones del colegio o rehusarse a la literatura por vil aburrimiento. Cualquier persona con intenciones de emancipación –muy a lo Paulo Freire– sabe que su libertad pende de los libros. Digitales o físicos, no importa.
La mirada inculta, aquella que no se aventura a dejar las opresiones o vacíos del mundo desinformado, podemos asegurar que nunca se atreverá a leer los siguientes títulos. ¿Por qué? No por elitismo extremo, sino porque la lectura de ciertos textos implica un esfuerzo no sólo de leer la palabra, es la voluntad por desentramar el mundo y poner en tela de juicio aquello que se piensa seguro.

“Finnegans Wake” (1939) de James Joyce
“Te estabas soñacabando, querido. ¿Era el padrarrastragarras? ¿El patrifauces? ¡Sooo! Oyeaquí ya no hay fantaspanteras en el cuarto, hijito mío. Se ha ido el malvado e insolente padreterno, querido”.
Complejidad de palabras: ★★★★★
Complejidad de contenido: ★★★


“El ruido y la furia” (1929) de William Faulkner
“Nunca se gana una batalla. Ni siquiera se libran. El campo de batalla solamente revela al hombre su propia estupidez y desesperación, y la victoria es una ilusión de filósofos e imbéciles”.
Complejidad de palabras: ★★★
Complejidad de contenido: ★★★★

“El ser y el tiempo” (1927) de Martin Heidegger
“Cuando el tiempo sólo sea rapidez, instantaneidad y simultaneidad, mientras que lo temporal, entendido como acontecer histórico, haya desaparecido de la existencia de todos los pueblos, entonces, justamente entonces, volverán a atravesar todo este aquelarre como fantasmas las preguntas: ¿para qué?, ¿hacia dónde?, ¿y después qué?”.
Complejidad de palabras: ★★★★★
Complejidad de contenido: ★★★★★

“Fenomenología del espíritu” (1807) de Georg Wilhelm Friederich Hegel
“El derecho y la justicia deben, sin embargo, tener su lugar en la libertad y la voluntad y no en la falta de libertad a la que se dirige la amenaza. Con esta fundamentación de la pena se actúa como cuando se le muestra un palo a un perro, y el hombre, por su honor y su libertad, no debe ser tratado como un perro”.
Complejidad de palabras: ★★★★★
Complejidad de contenido: ★★★★

“Santa María de las flores” (1944) de Jean Genet
“Ariadne en el laberinto. Los más vivos de los mundos, los seres humanos con la carne más tierna, están hechos de mármol. Entrego la devastación mientras paso. Me paseo por los ojos muertos a través de las ciudades y las poblaciones petrificadas”.
Complejidad de palabras: ★★★
Complejidad de contenido: ★★

“La broma infinita” (1996) de David Foster Wallace
“Somos lo que caminamos entre dos puntos”.
Complejidad de palabras: ★★★
Complejidad de contenido: ★★★★


“Meridiano de sangre” (1985) de Cormac McCarthy
“Las ideas de azar y de destino obsesionan a quienes se embarcan en empresas temerarias”.
Complejidad de palabras: ★★
Complejidad de contenido: ★★★

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