miércoles, 21 de diciembre de 2016

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Poetas que no conoces y deberías leer cuanto antes


¿Qué es la poesía? Alguien diría que sólo son palabras con ritmo y sentido; una declaración de amor o un mensaje de despedida. En pocas palabras, un texto fácil. Muy bien, escribamos versos a la ligera y gocemos de la existencia siendo poetas. Patrañas. La mejor imagen estética es aquella que surge después de cortarse las venas, cuando el cuerpo se vacía poco a poco. Sólo en ese momento somos sinceros con nosotros y con los otros. Sacamos el maldito rencor que nos condujo a la desgracia, al abandono y al arrancarnos los ojos. Decimos las blasfemas que bien se merece el llamado Dios y redactamos nuestro epitafio: “Este hombre murió porque se cansó de vivir en un mundo de ciegos. Ahora se va a la luz”.







“A la poesía no se le define, se le reconoce”, porque como dijo Borges, tiene una presencia física, como la visión del mar y más allá de las aguas ya sucias de tanto transitar, se encuentran los siguientes poetas que nos conducirán –diría Camus– a la muerte feliz.

Thomas Hardy

“No me quisiste,
tan sólo en el amor la lealtad existe,
lo sabía y lo sé, nunca estuvo en mis manos
la tuya. Aunque tal vez hubiera sido hermoso
añadir a la suma de los actos humanos
otro en que tú, mujer, un día venturoso
viniste a dar consuelo a un hombre solo y triste;
aunque no me quisiste”.


Los más importantes académicos de las letras dicen que Thomas Hardy es otro de los grandes héroes de la literatura inglesa. Su obra y trascendencia es equiparable con la de William Shakespeare sólo que Hardy no es tan popular a nivel mundial, al menos no en el campo de los versos. Aunque dedicó gran parte de su actividad intelectual a escribir novelas, se dio el tiempo de escribir más de 900 composiciones, además de un largo poema dramático. 
Juan Carlos Suñén describió con las mejores palabras al poeta inglés: “Se lee aún con viveza, emoción y respeto, a ratos con sorpresa y hasta con alegría, y desde luego es fundamental para entender una parte del desarrollo actual de la poesía moderna, lo que es decir mucho”.




Ángel González

“A veces, las palabras se posan sobre las cosas como una mariposa sobre una flor, y las recubren de colores nuevos.
Sin embargo, cuando pienso en tu nombre, eres tú quien le da a la palabra color, aroma, vida.

¿Qué sería tu nombre sin ti?

Igual que la palabra rosa sin la rosa:
un ruido incomprensible, torpe, hueco”.


El 12 de enero de 2008 es una fecha doloroso para la poesía. Día en que nos dejó uno de los más grandes poetas del siglo XX. Se trató de Ángel González, poeta asturiano que padeció la Guerra Civil. Tenía una madre pequeña de estatura que le “tenía miedo al viento”. Las enseñanzas de su familia y el contexto en el que vivió  lo colmó de una gran capacidad para plasmar en versos las inquietudes, anhelos y desesperanzas del hombre de su tiempo.

Su amigo y miembro de la Real Academia Española habló sobre él de una manera contundente: “No es la suya una poesía brillante y pegadiza; es una poesía comprimida, densa y trabajada, donde nada sobra y nada falta. Sugiere, apunta, y sólo insiste en los elementos oportunos”.








José Carlos Becerra

Esta noche yo te siento apoyada en la luz de mi lámpara,
yo te siento acodada en mi corazón;
un ligero temblor del lado de la noche,
un silencio traído sin esfuerzo al despertar de los labios.

Siento tus ojos cerrados formando parte de esta luz;
yo sé que no duermes como no duermen los que se han perdido en el mar,
los que se hallan tendidos en un claro de la selva más profunda
sin buscar la estrella polar.
Esta noche hay algo tuyo sin mí aquí presente,
y tus manos están abiertas, conde, no me conoces.

Y eso me pertenece ahora;
la visión de esa mano tendida como se deja el mundo que la noche no tuvo.
Tu mano entregada a mí como una
adopción de las sombras.


Quienes conocieron al poeta mexicano Becerra, hablan de su enorme talento, pero sobre todo de su calidad humana y su generosidad. José Manuel Torres, escritor y amigo de Becerra, contaba que “él quería serlo todo: pintor, cuentista, arquitecto, torero, poeta, combatiente político, actor teatral, director cinematográfico. Y casi todo le salía bien”. Cuando se anunció su inesperada muerte en 1970 todos sus amigos lloraron porque sabían que persona con su genio no volvería a nacer jamás. 
“¿De quién estar más agradecido que de José Carlos?” –escribió José Emilio Pacheco y Gabriel Zaid en la antología que editaron a su nombre– “El don de su amistad, la generosidad que comunica su obra nos acompañaron y nos acompañarán por siempre”. Acaso sea momento de que nosotros leamos y rescatemos a este gran poeta, en esta hora que nos hace falta esa palabra noble y generosa”.





Yves Bonnefoy

“¿Qué casa quieres hacer para mí?
¿Qué escritura oscura cuando viene el fuego?
He retrocedido mucho tiempo ante tus signos,
Me has expulsado de toda densidad.
Pero ahora la noche implacable me guarda,
Con sombríos caballos me alejo de ti”.


Este año la muerte llamó a su puerta y él accedió a acompañarla sin titubear. Yves Bonnefoy será recordado como el más grandes especialista moderno de Shakespeare, Baudelaire y Rimabud. Dedicó su vida a la poesía, el instrumento con el que encontró luz en la penumbra. Para Bonnefoy, la poesía era una forma de “liberar las relaciones entre los hombres de los prejuicios, ideologías y quimeras que los empobrecen”.




William Butler Yeats

“El vino entra en la boca
Y el amor entra en los ojos;
Esto es todo lo que en verdad conocemos
Antes de envejecer y morir.
Así llevo el vaso a mi boca,
Y te miro y suspiro”.



William Butler Yeats fue el poeta que reivindicó la literatura de su natal Irlanda. Desde el inició de su obra sintió un pasión por divulgar la cultura celta a través de versos patrióticos. La múltiples interpretaciones  de sus poemas conmocionaron al mundo y al poco tiempo ya era considerado un autor de culto. Sus versos, como dice Louis MacNeice, “terminan siendo oscuros debido a su carácter simbólico. Tal simbolismo es la causa común que determina la oscuridad de la poesía moderna. Al aumentar la aceptación del inconsciente, los poetas han permitido el libre fluir de las imágenes que les parecen significativas, pero cuya significación no pueden definir”.




Chantal Maillard


“Te supe frágil y desnudo,
tan frágil eras, tan desnudo
que se quebró tu sombra al respirar.
Abrí la puerta y las voces del agua
adoptaron la forma de tu cuerpo.
Tan leve parecías, tan al borde
de ti
que la noche aprendió
el modo de dormirse sobre el río”.





Los versos de Maillard son una reflexión filosófica del Yo. Además de poeta, es filósofa y con cada palabra intenta escudriñar al ser o mejor dicho su ser. Nació en Bruselas en 1951, pero se convirtió en ciudadana española desde 1969. Sus obras más importantes son “La herida en la lengua”, “Matar a Platón”, “La baba del caracol”, ensayo sobre el acto de crear y el cometido de las artes, y “La mujer de pie”, una historia sobre la discontinuidad de la percepción, la no permanencia y la enfermedad contada en tres modalidades. 




Fabián Casas

“Era uno de esos días en que todo sale bien.
Había limpiado la casa y escrito
dos o tres poemas que me gustaban.
No pedía más.

Entonces salí al pasillo para tirar la basura
y detrás de mí, por una correntada,
la puerta se cerró.
Quedé sin llaves y a oscuras
sintiendo las voces de mis vecinos
a través de sus puertas.
Es transitorio, me dije;
pero así también podría ser la muerte:
un pasillo oscuro,
una puerta cerrada con la llave adentro
la basura en la mano”.


Cuando le preguntaron al poeta argentino qué es la poesía, como buen poeta, elaboró una respuesta que rodea la circunferencia, prepara al lector y en el momento más alto lo deja caer en el epicentro de la ideas: “ definición más exacta que yo encontré sobre la poesía, la que al menos a mí me resulta más productiva, es la que dio Alberto Girri, un gran poeta argentino que perteneció a la generación del cuarenta. El tipo decía que a la poesía no se le define, se le reconoce”.Fabián tienen nueve obras poéticas, cuatro novelas y múltiples ensayos.

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