jueves, 27 de octubre de 2016

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Sabes cuál es tu coeficiente emocional y cómo mejorarlo

La inteligencia se levanta en el imaginario colectivo como una cualidad que hace a las personas únicas, especiales y diferentes de los demás, de quienes carecen de un grado superlativo de ella, según las mediciones modernas a través de estudios y tests. ¿Cuál es la importancia de resolver una papeleta con sucesiones geométricas y preguntas capciosas para ser más feliz y empujar hacia un estado de bienestar generalizado?




Las cifras en escala del 0 al 201 que clasifican a la gente según su coeficiente intelectual parecen no tener solución a esta pregunta. Las habilidades técnicas aprendidas a lo largo de la vida y el intelecto son importantes para realizar tareas como conseguir un buen puesto o resolver problemas en el trabajo o la academia; aunque no resultan determinantes para medir el grado de felicidad que puede alcanzar una persona en condiciones normales.

Entonces, ¿qué es lo que mide la capacidad humana para comprender las relaciones entre individuos y al mismo tiempo, encontrar la felicidad?



De la misma forma que un niño aprende a relacionar los símbolos con sonidos y durante los primeros años de escuela descubre el lenguaje escrito y su relación con el oral, toda persona tiene la necesidad de ser alfabetizada emocionalmente para comprender cada uno de sus sentimientos. Parece una tarea secundaria, alejada del verdadero quehacer de un niño que recibe grandes cargas de información diaria a partir de que obtiene consciencia de sí. Gran parte de su calidad de vida adolescente y adulta, dependerá de la capacidad para sentir y expresar sus emociones.


El coeficiente emocional es el cálculo que determina el nivel de inteligencia emocional de cada persona. Se trata de la capacidad de un individuo de reconocer sentimientos propios y ajenos, además de expresarlos y contar con la habilidad suficiente para controlarlos. Según Daniel Goleman, psicólogo estadounidense famoso por basar sus investigaciones en el término, cerca de un 80 % del éxito en la vida depende de la consecución de un alto nivel de inteligencia emocional. 




Suena lógico. Miles de millones de personas son incapaces de reconocer el estado de sus emociones, independientemente de su intelecto. Esta desconexión mutua entre sentimientos y conciencia es tan grave como mirar los símbolos que forman números y no comprender lo que quieren decir. Un coeficiente emocional bajo puede arruinar la vida de una persona sin que se dé cuenta de su verdadero problema y culpe a la mala suerte, la maldad de los demás o crea que está condenada a sufrir hasta sus últimos días.


No sólo eso: la inteligencia emocional también depende de la manera en que nos comunicamos con el entorno. De la misma forma que dos individuos que hablan idiomas distintos y desconocidos, para cada uno no podrán comprender lo que dicen, es imposible establecer una relación de cualquier naturaleza con otra persona cuando los conceptos son tan distintos que no existe punto de comparación entre ambos. Hace falta generar un canal de comunicación eficiente, donde el mensaje comparta un código similar para relacionarse de forma exitosa con el resto del mundo.

¿Tienes un coeficiente emocional bajo? Visita este link, conoce tus resultados y regresa a seguir leyendo.



Las personas consideradas “disfuncionales” suelen presentar un coeficiente emocional bajo, de ahí que ignoren sus sentimientos y tengan tantas dificultades para expresarlos, guiarlos por buen rumbo o comunicarlos a los demás. Existen distintas escalas para medir tu inteligencia emocional, pero por lo general la regla de Goleman parte de cinco pilares básicos: conocer las emociones propias, aprender a manejarlas, motivarse a sí mismo, reconocer las emociones de los demás y establecer relaciones sociales.

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