miércoles, 21 de septiembre de 2016

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Signos ortográficos que van a desaparecer


En tipografía tradicional, se llama óbelo al signo de la cruz (†).
Fue utilizada originalmente en manuscritos antiguos para marcar los pasajes que se sospechaba que estaban corrompidos o eran falsos.
La palabra "obelus" tiene su origen en Grecia y significaba un palillo afilado, una estaca o un pilar acentuado. Esta palabra tiene la misma raíz que la palabra "obelisco", y a menudo se utiliza con este sentido para el signo †.
Además de  significar "fallecido en" asociado a nombres de persona y "obispado" en obras de geografía, antiguamente se usó como llamada de nota, situada tanto en forma derecha como invertida. Aún se emplea en inglés con esta finalidad.

El asterismo (⁂) es un carácter tipográfico de muy poco uso que consiste gráficamente en tres asteriscos puestos en los vértices de un triángulo equilátero imaginario (triángulo. Su nombre proviene del concepto astronómico de asterismo, que indica un grupo de al menos tres estrellas. El asterismo se emplea para llamar la atención en un pasaje o para separar subcapítulos en un libro. Su código Unicode es el U+2042 (⁂), pero a veces este carácter es sustituido por tres o más asteriscos o puntos. En ocasiones puede ser sustituido por un espacio suplementario entre dos párrafos para indicar una separación entre subcapítulos.

Hoy podrá encontrárselo el lector en forma de pléyade alargada, en lugar del clásico triángulo medieval.



Las comillas latinas, españolas o de pico « » son las que deberían emplearse siempre al escribir en castellano. Se utilizan para reproducir citas textuales; para marcar los pensamientos de los personajes en obras literarias; para indicar que una expresión es impropia, vulgar o se usa en un sentido irónico o con un sentido especial, etc.
Las comillas latinas o españolas descienden del diple (<  >) con que se indicaban en los códices y manuscritos antiguos  los textos tomados de las Sagradas Escrituras. La forma como se representan actualmente en español (« ») difiere de las utilizadas por otras lenguas: en italiano, por ejemplo, su aspecto ha evolucionado hacia la redondez, asemejándose a pequeños paréntesis [((  ))]; en alemán, se emplean en sentido contrario (» «).
La regla académica privilegia el uso de las comillas latinas y reserva las inglesas y las simples, en ese orden, para cuando deban entrecomillarse partes de un texto ya entrecomillado. Ejemplo: «La juez le dirigió una mirada de fastidio al imputado y le espetó: “Dígale a su abogado que ya está bien de ‘enfermedades’, que no deje de venir a la próxima audiencia. ¿Me entiende?”».
Hay atajos de teclado para escribir las comillas latinas directamente (aunque, si no, siempre se puede acudir, al menos en Word, a Insertar > Símbolo):
Mac
  • Comilla latina de apertura («): Mayúsculas + Alt + {
  • Comilla latina de cierre (»): Mayúsculas + Alt + }
Windows
Hay que pulsar Alt y, a continuación, introducir estos números en el teclado numérico (ojo, no vale el de arriba):
  • Comilla latina de apertura («): Alt + 0171
  • Comilla latina de cierre (»): Alt + 0187
  •  
Como curiosidad un cambio reciente Cuando lo que va entrecomillado constituye el final de un enunciado o texto, debe colocarse punto detrás de las comillas de cierre incluso si delante de las comillas va un signo de interrogación o exclamación:
Me dijo: «La semana que viene me cojo vacaciones.» ×
Me dijo:  «La semana que viene me cojo vacaciones». √
Me dijo: «¡Qué bien se come en este restaurante ×
Me dijo: «¡Qué bien se come en este restaurante!». √
Esto último es una norma relativamente reciente de la RAE, porque la tradición ortotipográfica española sigue una regla distinta. Pero la RAE aquí no deja dudas y su sistema es mucho más sencillo que el marcado por la tradición (que no explico, porque no merece la pena, solo conseguiría liar las cosas), así que se debe emplear como en los ejemplos anteriores.

Hedera
Qué es: Un corazón cubierto con un yelmo acabado en punta.
Qué significa: Se trata de una hiedra que solía utilizarse en latín para señalar el cambio de párrafo. Cayó en desuso porque era muy difícil de hacer.
Una de las maneras más llamativas de separar las palabras en los textos epigráficos es el uso de lo que los romanos llamaban la hedera distinguens, es decir, el dibujo de una hoja de hiedra para distinguir las palabras. 
Habitualmente se limitaban a separar las palabras con el sobrio signo de interpunción colocado a media altura, pero si el lapicida era más "barroco" usaba estas hojas de hiedra.



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