viernes, 3 de junio de 2016

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Libros que nunca terminarás de leer


Cuando era niño me adentré al mundo de la lectura gracias a Harry Potter. Comencé la saga a partir del segundo libro (fue la portada lo que llamó la atención de mi yo de ocho años) y a partir de ahí mi vida trazó un camino que se ha regido por las lecturas que han pasado por mis manos. Este proceso fue lento y metódico, en ese momento no sabía que los libros cambiarían mi vida y cuando me di cuenta de ello y decidí dedicar mi vida al arte de la lectura y escritura, vi todo el tiempo que había perdido. Todos los días me encuentro con gente que ha leído algún libro del que yo nunca había escuchado hablar, poetas clásicos que tal vez aún no entiendo o novelas de impresionante longitud y dificultad.



El tiempo es un arma de doble filo, y para el lector supone el refugio en el que puede manipularlo. Un libro permite que el tiempo pase más lento o más rápido, dependiendo de la lectura, pero si de algo podemos estar seguros es que nunca leeremos todas las novelas, todos los ensayos ni todos los poemas que existen. Debemos ser selectivos y elegir cuidadosamente nuestras batallas. Por eso hay libros que sabemos que existen, que son un reto y que intentaremos leer, pero seguramente fracasaremos. 

Muchos se han dado por vencidos con estos libros después de un tercer o cuarto intento por terminarlos. Con tantas páginas como para intimidarse sin siquiera abrirlos, estos libros son un verdadero reto. No te desanimes si lo dejas incompleto al principio, tal vez llegará el día en que el tiempo, el conocimiento y la literatura estén de tu lado y logres vencer a estos titanes de las letras. 

“Si el hombre que revolucionó la libertad de expresión en linea tuvo problemas para entender el final, no dudamos que la mayoría también los tendrá”.


 

Ulises (1922) – James Joyce DESCARGA

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Considerado el libro más importante del siglo XX en lengua inglesa, este libro tiene como referente directo “La Odisea”. Si el cantar griego es una historia que narra las dos décadas que el héroe viaja para regresar a su amada Ítaca. Si “La Odisea” muestra 20 años de historia, James Joyce decidió mostrar solamente un día en la vida de sus personajes, pero eso no implicó que fuera una lectura ligera. Compuesta con cerca de 265 mil palabras en su idioma original, la lectura está llena de símbolos, requiere muchas lecturas clásicas previas y es el referente directo al estilo modernista, el cual se adentra en los pensamientos de los personajes haciendo que la lectura sea muy pesada y fragmentada. 

Existe un Wikihow con pasos para leer el libro, el sitio Shmoop tiene una de las entradas más extensas que han creado al dar un resumen del libro e incluso existen artículos en Internet diciendo que a menos que seas alguien estudiando una maestría en letras o un profesor que dará una cátedra sobre Joyce, es poco probable que logres terminar el libro. 

“Como él era yo, esos hombros inclinados, esa falta de gracia. Mi infancia se encorva a mi lado. Demasiado lejana como para que yo la toque una vez o levemente. La mía es lejana y la suya secreta como nuestros ojos. Los secretos, silenciosos, se sientan pétreos en los oscuros palacios de nuestros dos corazones: secretos cansados de su tiranía: tiranos deseosos de ser destronados”.


“La broma infinita” (1996) – David Foster Wallace DESCARGA

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Más mil páginas de las cuales muchas son simplemente notas al píe de página que también incluyen más pies de página hacen de esta lectura algo completamente profundo y difícil. Muchos dicen que el primer intento por leerla debe ser a los 25 años, pero que seguramente fracasarás, pero por si eso no fuera lo único frustrante, es que también dicen que si lees con dedicación, puedes terminar la obra cerca de tres meses después, y eso es el comienzo. 

El final es tan extraño que muchos no tienen otro remedio que al finalizar la última hoja, comenzar de nuevo para intentar descifrar lo que sucedió con la academia de tenis Enfield y la familia Incandenza. Incluso el genio de la informática Aaron Swartz fue uno de los pioneros en ir a Internet e intentar descifrar qué es lo que sucede al final de la novela. Si el hombre que revolucionó la libertad de expresión en linea tuvo problemas para entender el final, no dudamos que la mayoría también los tendrá. 

“¿Y qué pasa cuando a veces no hay opción sobre lo que amar? ¿Y si el templo va a Mahoma? ¿Y si simplemente amas? ¿Sin decidirlo? Lo haces simplemente: la ves y en ese instante te olvidas de la contabilidad y lo único que puedes elegir es amarla”.



“En busca del tiempo perdido” (1913) – Marcel Proust DESCARGA

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Cerca de 3 mil páginas componen la obra maestra de Proust en la que desenmaraña el tiempo como nadie lo ha podido hacer en la historia. Un joven que desea ser escritor encuentra muchas razones que le impiden hacerlo: desde la moda y la burguesía francesa, hasta la homosexualidad. La lectura de Proust es difícil, pero tal como lo dice Marisol Negrete: “después de leerlo ya no volverás a ser la misma persona, te cambia la vida”. Ella también pone a prueba al lector con la siguiente frase, la más larga del la obra de Proust, pero no por eso la única tan difícil de entender y seguir:

“Sofá surgido del sueño entre los sillones nuevos y muy reales, unas sillas pequeñas tapizadas de seda rosa, tapete brochado a juego elevado a la dignidad de persona desde el momento en que, como una persona, tenía un pasado, una memoria, conservando en la sombra fría del salón del Quai Conti el halo de los rayos de sol que entraban por las ventanas de la Rue Motalivet (a la hora que él conocía tan bien como la propia madame Verdurin) y por las encristaldas puertas de La Raspèhere, adonde la habían llevado y desde donde miraba todo el día, más allá del florido jardín, el profundo valle de la mientras llegaba la hora de que Cottard y el violinista jugaran su partida; ramo de violetas y de pensamientos al pastel, regalo de un gran amigo va muerto, único fragmento superviviente de una vida desaparecida sin dejar huella, resumen de un gran talento y de una larga amistad, recuerdo de su mirada atenta y dulce, de su bella mano llena y triste cuando pintaba; un arsenal bonito, desorden de los regalos de los fieles que siguió por doquier a la dueña de la casa y que acabó por adquirir la marca y la fijeza de un rasgo de carácter, de una línea del destino; profusión de ramos de flores, de cajas de bombones que, aquí como allí, sistematizada su expansión con arreglo a un modo de floración idéntico: curiosa interpolación de los objetos singulares y superfluos que aún parece salir de la caja en la que fueron ofrecidos y que siguen siendo toda la vida lo que en su origen fueron, regalos de Año Nuevo, en fin, todos esos objetos que no sabríamos diferenciar de los demás, pero que para Brichot, veterano de las fiestas de los Verdurin, tenían esa pátina, ese aterciopelado de las cosas a las que añade su doble espiritual, dándoles así una especie de profundidad; todo esto, disperso, hacía cantar para él, como teclas sonoras que despertaran en su corazón semejanzas amadas, reminiscencias confusas y que en el salón mismo, muy actual, donde ponían su toque acá y allá, definían, delimitaban muebles y tapices, como lo hace en un día claro un cuadrado de sol seccionando la atmósfera, los tapices y de un cojín a un jarrón, de un taburete al rastro de un perfume, perseguían con un modo de iluminación en el que predominaban los colores, esculpían, evocaban, espiritualizaban, daban vida a una forma que era como la figura ideal, inmanente en sus viviendas sucesivas, del salón de los Verdurin”.

Existen libros difíciles de leer y otros que puedes leer en un día. De igual manera el mundo del cine cuenta con películas que nunca podrás terminar por su larga duración y cortos que en pocos minutos cambiarán tu vida.


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