lunes, 27 de febrero de 2017

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Los 3 idiomas del amor

hablemos del amor, el sexo y los celos de una forma tierna; sin arrebatos ni decepciones. Con calma, paciencia y delicadeza. De la misma forma que una mujer besa a su ser amado y recibe a cambio una caricia. Como si quisiéramos arrullar a un infante o despertar a una bella durmiente. ¿Se puede?


Debido a las temáticas de su obra, Safo era considerada como lesbiana ya que gran parte de sus versos eróticos estaban dedicados a otra mujer. Quienes afirman de forma morbosa la homosexualidad de la poeta se olvidan que el Eros no excluía sino unía a todos las almas, incluso si fueran del mismo sexo. Del laberinto inconcluso de sus versos podemos encontrar cinco constantes, cinco elementos que conforman la totalidad del amor. Quizá 



                                                               Persecución



Los antiguos griegos sabían que la seducción y persecución es la mejor arma para iniciar un amor. El arte helénico está repleto de dioses lujuriosos literalmente persiguiendo a la gente. Para Safo este acto alcanzaba cualidades más profundas. Ella escribió sobre la naturaleza insaciable del deseo, cómo el momento en que alcanzamos el objeto de nuestros afectos, comenzamos a desear algo.

“En mi sueño cerca se me aparece
tu graciosa imagen, sagrada Hera,
la que los ilustres reyes Atridas
vieron con ruegos;
pues llegado el fin de la empresa de Ares,
junto al Escamandro voraginoso,
no pudieron ir desde aquí sus naves
hasta su casa
sin hacer ofrendas a ti y a Zeus
y al amable dios que engendró Tiona.
Sacrificios puros te ofrece el pueblo
hoy como entonces:
las doncellas traen un hermoso peplo
y a tu altar se agrupa junto con ellas
la apretada fila de las mujeres…”.



Celos




En uno de sus poemas, Safo enumera los síntomas físicos del amor. Mientras mira a su amado coquetear con otra persona, el personaje principal del poema se vuelve loco; siente una convulsión en su temperatura y oye un rugido en sus oídos. Las sensaciones son tan intensas que piensa que podría morir.

Nosotros le llamamos celos, Safo lo nombraba como enfermedad romántica.

“Me parece igual a los dioses ese
hombre que ahora está frente a ti sentado,
y tu dulce voz a tu lado escucha
mientras le hablas
y tu amable risa; lo cual, te juro,
en mi pecho el alma saltar ha hecho:
pues te miro apenas y mis palabras
ya no me salen
se me queda rota la lengua y, suave,
por la piel un fuego me corre al punto,
por mis ojos ya nada veo, y oigo
sólo un zumbido,
me destila un frío sudor y entera
un temblor me apresa, y cual la paja
amarilla estoy y mi muerte siento
poco alejada.
Pero todo habrá que sufrirlo, incluso…”.



Confesión



En las obras de “La Ilíada” y “La Odisea” se relata históricas fantásticas cuyo aliciente se encuentra en la guerra y la conquista. A diferencia de Homero, Safo desarrolló su obra tomando al amor como el fin máximo y más puro. De esta forma pudo crear discursos románticos en forma de confesiones.

Hoy las confesiones románticas es uno de los recursos más usados en la literatura y todo gracias a Safo.

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