viernes, 23 de diciembre de 2016

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Los libros más tristes que se han escrito

Eily, Michael y Peggy son tres hermanos que viven en Irlanda en el año de 1845. Habitan una pequeña cabaña en una población que se dedica a la cosecha de papas. Una peste llega y arrasa con toda la producción por lo que el pueblo se ve sumido en la hambruna y desesperación. El padre, desesperado, sale en busca de trabajo y la madre se queda a cargo de la familia.


Todo lo que conocían poco a poco termina siendo consumido por la enfermedad y el hambre, ya no pueden más, no hay alimento, el padre no vuelve y la madre sale en busca de él dejando solos a los tres pequeños. Las autoridades al percatarse sugieren llevarlos a un albergue, sin embargo, no lo permiten y deciden salir en busca de una de sus tías, emprendiendo un largo peregrinar lleno de obstáculos, desesperación e incertidumbre.
La pequeña Peggy, tras un par de días de lluvia arrasadora, enferma, la fiebre no para, los hermanos no saben qué hacer sin comida, agua o un techo para guarecerse. Durante el trayecto se encuentran una vaca, optan por desangrarla para alimentarse de ella y poder llegar a su destino.

Marita Conlon-McKenna es una escritora nacida en Dublín, Irlanda en 1956 y ha ganado distintos premios de literatura. “Bajo el espino” es la primera parte de la trilogía  “Los niños de la hambruna”  que ha sido traducido a más de 10 idiomas, a pesar de la historia dramática es una novela corta para niños y fue publicada en 1990.
Las letras en la pluma de alguien con mucho que decir nos pueden transportar a los más tristes escenarios, esa es la magia de la literatura. Un acontecimiento puede transformar la mentalidad de un autor que a su vez nos llega a contagiar de esas sensaciones que jamás nos gustarían pasar y que sólo podemos conocer a través de libros como estos.
“Nada” (2000) – Janne Teller

La escritora danesa Janne Teller describe en una novela juvenil la historia de Pierre Anthon  un chico que un día descubre que en la vida no importa nada, decide subir a un árbol y quedarse ahí por tiempo indefinido, no sin antes compartir su ideología con sus compañeros de clase que al querer demostrarle que sí hay cosas que importan descubren que sólo al perder algo se aprecia su valor.


“La carretera” (2006) – Cormac McCarthy

Imagina un futuro donde todo fuese destruido por un evento que no entiendes, donde no hay vida, ni esperanza. Un hombre trata de salvar a su hijo y emprenden un viaje para llegar a un mejor lugar, en el camino se encuentran con el peor de sus enemigos, el propio ser humano y lo que es capaz de hacer para sobrevivir.



“Anna Karenina” (1887)  – León Tolstoi

La historia de una de las primeras mujeres que decide dejarse llevar por la atracción, el deseo y la pasión en una Rusia conservadora es considerada una de las obras cumbres del realismo bajo la pluma de Tolstoi. Anna Karenina está casada con un aristócrata de la clase alta de San Petersburgo. En un viaje Anna conoce al conde  Alekséi Vronski, ahí se desata la tragedia de una mujer que quiere vivir su vida a su manera en una época donde eso era impensable.



“Las uvas de la ira” (1939) – John Steinbeck

Una novela que causo polémica y transgredió al momento de su publicación en 1939. Ganadora de un Pulitzer está inspirada en la gran depresión y describe el éxodo de una familia que se ve expulsada de sus tierras, obligada a emigrar a California para encontrar nuevas fuentes de empleo. Steinbeck expone las condiciones de las víctimas de la Gran Depresión y del abuso de aquellos que se aprovecharon de la necesidad de otros.




“Naná” (1880) – Émile Zola

Una obra cumbre del naturalismo que basa el comportamiento del personaje en el determinismo para plasmar una realidad objetiva y a la vez pesimista. Naná es una actriz de variedades que utiliza sus encantos para utilizar a los hombres para después abandonarlos, plasma una faceta del ser humano que responde más a sus impulsos y deseos lejanos a cualquier percepción del amor o la razón.  




“Reportaje al pie de la horca” (1995) – Julius Fučík

A veces sólo se tiene que estar en el momento y lugar indicado para atraer la desgracia mientras se busca mantener una lucha larga y dolorosa hasta en las situaciones más abrumadoras. Julius Fučík fue detenido por la Gestapo mientras los nazis invadían a los Países Checos. Durante su detención redacta toda la clase de torturas que recibió de manera física y psicológica; describe las condiciones en las que vivían los presos, descubrió quien lo traicionó, todo esto sin revelar información protegiendo a sus compañeros comunistas.


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