martes, 13 de septiembre de 2016

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Libros que no deberías presumir haber leído

Dar un salto literario no es sencillo. Pasar de nuestra zona de confort a ese abismo interminable de obras complejas, difíciles de entender, por momento aburridas y más, no es placentero, pero tal vez no hay nada más reconfortante que leer una novela que no creíamos posible poder terminar y hacerlo. La literatura mantiene una constante lucha por ser relevante en un mundo lleno de programas de televisión y películas. Si bien estas industrias tienen sus cintas artísticas, las historias digeribles y reconfortantes son las que tienen un éxito desmesurado. Esto ha hecho que con el paso de los años la gente lea menos, no implica que ya no lo haga, pero hay un problemas, muchos de los libros que leen son el equivalente literario a esos programas que no aportan nada a la imaginación ni el intelecto; son historias que incluso te inculcan un pensamiento digerido para creer en una realidad que no existe. 




Existe una imagen que circula en Internet en la que se muestran ciertos libros que se presumen son indispensables para cualquier persona. Se tiene razón con la mayoría. “100 años de soledad” es un ejemplo de una historia perfectamente narrada; “El principito” es una forma magistral de iniciar a los niños en el mundo de la literatura y también es un libro, que sin importar la edad en la que lo leas, te dará una verdadera lección de vida; “las venas abiertas de América Latina” demuestra el saqueo y las causas por las que un territorio vive de cierta manera. Casi todos estos libros tienen una gran razón para ser denominados “indispensables”, todos excepto uno. 





“El alquimista” de Paulo Cohelo aparece en la imagen y siempre veo comentarios de personas preguntando por qué aparece ese libro si en realidad no es bueno. Hay libros que se malinterpretan y terminan siendo más peligrosos que otros. Algún día, el autor de “El alquimistsa” dijo que “Ulysses” de James Joyce es un mal libro, que no aporta nada, que podría ser resumido en un tweet y que hizo daño a la humanidad al ser publicado. Tal vez Cohelo se refería a su propio libro, pues es uno de los que en realidad parecieron haberle hecho daño al hombre. También hay quienes se adjudican el haber leído un libro y por eso creer que son expertos en un tema, en Literatura o simplemente mejores que otras personas, cuando en realidad esos textos son conocidos por la mayoría así pues resulta irrelevante enaltecer esa acción. Junto a “El alquimista”, estos son algunos de los libros que nunca deberíamos presumir de leer. 



“El alquimista” (1988) Paulo Cohelo





El escritor brasileño demostró que usar de referencia un texto canónico como “Las mil y una noches” era una forma perfecta de darle sentido a una historia, por esa razón muchos consideran el libro de Cohelo como un texto lleno de sabiduría. El problema es que en lugar de mostrar la realidad sobre los medios para conseguir lo que queremos, es un texto de autoayuda que vende una filosofía barata que promete que todo saldrá tal como lo esperamos, basta con desearlo con todas nuestras fuerzas. Haz el bien para que las cosas salgan bien, la vida te pone pruebas a superar, todas esas cosas que realmente no ayudan a alguien a pensar, sino que lo complacen y ya es por lo que no deberías presumir haber leído al escritor brasileño mejor pagado del mundo.
Mejor lee: “On the Road” (1957) – Jack Kerouac



“El caballero de la armadura oxidada” (1989) – Robert Fisher



Mientras lees la historia de un caballero que se niega a mostrar sus sentimientos y poco a poco se comienza a encerrar en su armadura hasta que ésta se oxida, puedes darte cuenta que la historia puede ser bastante engañosa. Un libro infantil, que sin embargo, ha sido aclamado y amado por muchos adultos no es más que una historia complaciente que intenta dar una lección de vida. Y no es que eso esté mal, pero es justo por esas historias que siguen a la perfección un arco narrativo predecible que hoy las historias no tienen nada nuevo que ofrecer. 
También lee: “El retrato de Dorian Gray” (1890) – Oscar Wilde



“El mundo de Sofía” (1991) – Jostein Gaarder



No es que este sea un mal libro, en realidad es una forma perfecta en la que los jóvenes pueden adentrarse en el mundo de la filosofía con un enfoque entretenido, pero hay que ir más allá. En realidad la búsqueda del conocimiento humano no es algo entretenido, por lo que leer “El mundo de Sofía” no es suficiente para jactarse de conocer el pensamiento de Nietzsche, Platón o Sartre a la perfección. Este libro debe ser el inicio de un largo camino por recorrer para realmente entender la Filosofía. 
También lee: “Introducción a la historia de la filosofía” (1964) – Ramón Xirau



“Las batallas en el desierto” (1981) – José Emilio Pacheco



Una de las mejores reseñas de la Ciudad de México que prueba que somos un lugar eternamente nostálgico. No obstante, no es una cuestión trascendental. El libro es tan importante que en algún momento todos lo han leído, perdiendo ese privilegio de ser la gran historia que pocos conocen y por lo tanto podemos presumir sobre ella. Incluso “Pedro Páramo”, otro texto obligado si eres mexicano, se puede presumir con más facilidad, pues resulta ser confuso por la narrativa que Rulfo utilizó en la historia.
También lee: “La región más transparente” (1958) – Carlos Fuentes



“Juventud en éxtasis” (1994) – Carlos Cuauhtémoc Sánchez



El libro de la juventud conservadora. Una trágica historia de los excesos juveniles en medio de la paranoia del Sida. Suena a una gran historia, pero el sentido moral que toma el libro hacen que pierda su credibilidad y se convierta en un panfleto propagandístico digno del Frente Nacional de la Familia. Una de esas historias en la que hacer cualquier cosa es inmoral y por lo tanto tu destino será el de un fracasado, perdedor o simplemente alguien que morirá pronto. 
También lee: “Diablo Guardián” (2003) – Xavier Velasco

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