martes, 13 de septiembre de 2016

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5 libros que te romperán el corazón más que tu última relación

Una obra de arte puede impactarnos de tal forma que comenzamos a dudar sobre nuestra propia naturaleza y pensamientos a los pocos segundos de terminar de verla. Una historia llega a nuestros ojos y aunque quizá pensamos que nuestra vida es ajena a lo que observamos, relacionamos todo hasta el punto de sentirnos afectados por algo que realmente no nos sucedió.
Me permito confesar que al ver las tres temporadas de “Bojack Horseman” he tenido revelaciones personales que jamás pensé tener. Al ver la serie sentí escalofríos, llegué a derramar una lágrima y también pasé un par de noches despierto cuestionando mi existencia. En los episodios en los que Bojack trata de arreglar las cosas con las personas a las que hirió o cuando se da cuenta de que su condición de “patán” es algo que no puede evitar, sentí una daga atravesar mi pecho, pues aunque algunos ya dejaron el pasado atrás,  sólo él sigue destruyendo su vida repasando esos momentos una y otra vez. También, cuando parece que su mundo mejora, y aun así sigue insatisfecho, es un momento con el que muchos podemos relacionarnos.
Incluso me acerqué a una amiga a preguntarle si creía que nosotros teníamos los mismos problemas que algunos de los protagonistas y me sorprendí al ver que su respuesta fue: “No. La serie fue la que me creó esos problemas”, y en parte tiene razón. Las obras nos abren los ojos a preguntarnos cosas que posiblemente no se nos habían ocurrido antes, creando heridas que quizá no teníamos, pero que nos hacen más fuertes.

Todos hemos llorado viendo una cinta o incluso puesto en duda nuestras propias decisiones de vida al terminar de ver una serie. El mensaje de la obra, independientemente si está relacionado con nuestras vidas o no, suele conectar con nuestro espíritu mostrándonos cosas que no sabíamos que podíamos sentir. El autor tiene el poder de llegar a nosotros de forma indirecta y lograr que expresemos aquello que pensábamos no existía.
Podríamos maldecir a todas esas obras que parecen hacernos menos felices, pero al parecer es parte de nuestraexistencia tener un momento de alegría seguido de un drama que nos forma como personas. Habrá canciones que nos duelan más que una ruptura de corazón, simplemente por el contexto que tiene, y existirán libros, pinturas y películas que seguramente nos destrozarán, pero aprenderemos más porque cargaremos con esas historias que nos demuestran que el mundo es demasiado grande y las lágrimas no son tan malas.


“No One Belongs Here More Than You” (2007) – Miranda July


Esta serie de historias no cuentos cortos, siguen a la autora en la búsqueda por algo perfecto en lugares imperfectos. July hace una investigación sobre las cosas que la gente vende en los periódicos a bajos precios. Lo que encontramos son cortas narraciones sobre personas transgénero, ancianos, jóvenes tímidos y adultos homosexuales. Sus pequeñas historias nos hacen conectar de una forma en la que nos sentimos absolutamente relacionados con ellos gracias a la intimidad que nos regala July. Todos vivimos en una esfera y cuando logramos romperla, podemos ver los dolores y placeres que definen la vida de un grupo de personas sin siquiera conocerlo.




“Trumpet” (1998) – Jackie Kay

Esta novela toma prestados elementos de la vida de Billy Tipton, un famoso músico de jazz. El libro comienza con la muerte del reconocido trompetista Joss Moody y el misterio a descubrir de que en realidad era una mujer que se identificaba y se presentaba como un varón. Narrado desde diferentes puntos de vista, incluido el de su esposa, este libro hace un análisis complejo, devastador y absolutamente emocional sobre la experiencia de una persona transgénero en un mundo que los rechaza.


“Daytripper” (2010) – Fábio Moon y Gabriel Bá


¿Qué diría tu obituario si murieras hoy? ¿Qué diría si murieras la próxima semana? ¿Qué diría si hubieses muerto hace 5 años? Moon y Bá hacen un profundo análisis en qué días se convierten importantes en la vida de una persona. Posiblemente sólo algunos, pero podrían ser todos. Este texto nos recuerda que todos los días somos algo y aunque nuestra muerte llegue hoy o mañana, tenemos un pasado que nos define como individuos en una historia compleja donde todos somos protagonistas. Este libro puede hacerte llorar al finalizar cada capítulo, pues la muerte podría estar en la siguiente vuelta de página.


“Lily and the Octopus” (2016) – Stephen Rowley


Este pequeño libro, que fue lanzado este año, ha sido llamado un “tributo desgarrador, auténtico e introvertido a la pureza del amor entre una mascota y su humano”. Aunque siempre que llegan estas historias sabemos que vendrán las lágrimas, este libro tiene una belleza muy sensible y peculiar. El protagonista Ted descubre que su perro y mejor amigo Lily tiene un tumor. Conforme avanza la historia descubrimos la maravilla del pensamiento humano y nuestra inevitable necesidad de compañía que nos definen como seres con sentimientos increíbles.


“Everything is Illuminated” (2002)  – Jonathan Safran Foer


Un joven judío que va en busca de su pasado, un guía ucraniano con un inglés precario y una historia sobre un pueblo mágico llamado Trachimbrod hacen que esta historia nos muestre que efectivamente “Todo está iluminado” bajo la luz del pasado. Este texto de Safran Foer nos lleva en un viaje lingüístico y casi fantasioso en donde nos enseña que el amor y el brillo que expulsa puede verse desde el espacio y deslumbrar a quien lo mire de frente.


(Extra)

“Lost at Sea” (2003) – Bryan Lee O’Malley


¿Y si tu madre le vendiera tu alma al diablo a cambio de una carrera exitosa y después quedara en posesión de un gato? Raleigh piensa que así sucedió y un viaje en carretera, donde las respuestas no llegan por ninguna parte, nos da esta historia donde la confusión existencial parece seguirla a todos lados. Junto con un grupo de chicos que no conoce intenta desarrollar su propia sonrisa y atrapar gatos para encontrar de nuevo su alma. El libro hace un análisis de puntos de vista de personaje a personaje mostrándonos la tristeza inevitable que vive en cada uno de nosotros.

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