miércoles, 22 de junio de 2016

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Cómo leer ‘El Quijote’ en menos de siete horas


Está considerado una de las obras más importantes de la literatura universal, y aunque se trata de uno de los libros más traducidos y editados de la historia, el 78% de españoles no ha leído ‘El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha’ de Miguel de Cervantes. Este año se celebra el IV centenario de la muerte del célebre escritor, cuya dilatada obra le alzó como uno de los máximos exponentes del siglo de oro español. Según un estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en 2015, el 36,8% de las personas encuestadas consideraron la novela muy extensa y quienes no la habían leído pusieron como excusa que no disponían de tiempo.

Cuando lea estas líneas ya habrán pasado más de 45 segundos desde que leyó el titular. Eso si no ha perdido la concentración y no ha levantado la mirada ni una sola vez. Hay lectores, no obstante, capaces de leer con mucha más agilidad y que habrán empleado esos mismos 45 segundos hasta llegar a este punto.
Lectura Ágil, una empresa española cuyas técnicas permiten doblar la velocidad de lectura y concentración, ha confeccionado un método para leer la obra magna de Cervantes en menos de siete horas y así tenerla acabada para el día que se celebra el IV centenario de su muerte
El método consiste en leer en pequeños espacios de tiempo para agilizar la lectura. Un adulto lee un promedio de entre 150 y 250 palabras por minuto. “Tras 21 días, invirtiendo 15 minutos al día, se puede doblar la velocidad de lectura y leer hasta 1.000 palabras por minuto”, explica el director de contenidos de la plataforma, Felipe Bernal.
La técnica, además, potencia la concentración del lector. Johanes Waldow, director general y fundador de Lectura Ágil, explica que “estas técnicas se aplican en universidades tan prestigiosas como Harvard u Oxford, y lo han utilizado varios presidentes de EE.UU. como John F. Kennedy o en empresas como la NASA, Google o CNN”.
No es necesario leer ‘El Quijote’ entero
José Manuel Lucía Megías, presidente de honor de la Asociación de Cervantistas, discrepa de este método. Niega que siete horas sean suficientes, entre otros motivos porque “la literatura también es forma y no es cuestión de leer muy rápido, sino de disfrutarlo”. “Me parece bien si uno tiene necesidad de una lectura instrumental, pero una lectura verdadera y placentera de El Quijote no debería cronometrarse”.
Según el especialista cervantista, imponerle un tiempo externo al propio tiempo de la estructura literaria es como ver una película en fragmentos de diez minutos. “Es difícil establecer un tiempo fijo de lectura para El Quijote. Aunque no es necesario leerlo entero ni en el orden en que Cervantes lo presenta: hay una lectura fragmentaria en la que uno puede leer un capítulo al azar porque los episodios tienen una unidad”, explica. Además, la novela tiene una estructura que no depende del tiempo de lectura.
Megías aconseja a quien quiera leer la obra magna de Cervantes que, para disfrutarla, “la tome con gusto y no como una obligación”. “Al principio tiene que tener paciencia”, explica. Y es que el lector se encontrará con palabras que no entenderá. “Poco a poco se acostumbrará al lenguaje y la forma de escritura de Cervantes. Sino, le recomiendo la adaptación de El Quijote de Andrés Trapiello.
¿Y por qué deberíamos leer El Quijote? “Porque es una muy buena novela. Es divertida y entretenida, y si uno disfruta de la historia aprende muchas cosas. No las del siglo XVII, sino cosas en la época actual. Hay un pensamiento que sigue siendo muy moderno”, explica Megías.
Las curiosidades de Don Quijote
Uno de los misterios que envuelve a la obra es dónde se encuentra ese lugar de La Mancha del que Don Quijote no quiso acordarse. Aunque el pasado mes de enero algunos expertos confirmaron que se trataba de la localidad de Villanueva de los Infantes, en Ciudad Real, José Manuel Lucía Megías coincide en que está localizado en el mismo municipio, pero lo sitúa en Argamasilla de Alba.
Las aventuras del inmortal caballero Alonso Quijano albergan curiosidades que muchos desconocen. Una de ellas es la relativa a las curvas de Sancho Panza. A pesar de que todas las ilustraciones muestran al leal escudero del hidalgo como un hombre gordo, Cervantes nunca lo describió como tal.
Además, la primera edición de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, publicada en enero de 1605, contenía varios gazapos, como que el asno del escudero de Don Quijote fuera robado y apareciera páginas después como si nada hubiera pasado.

La última de las curiosidades es la más asombrosa. El libro se convirtió rápidamente en un bestseller, pero Miguel de Cervantes no obtuvo beneficio económico alguno por ello. Por aquel entonces los escritores solo vendían la licencia para imprimirlos y ese era su única ganancia.

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