Cualquier adicción tiene consecuencias. En el caso de la literatura, es imposible pensar que algo tan enriquecedor como ser un lector asiduo pueda generar repercusiones que afecten a largo plazo. Aunque así es.
Querer pasar nuestra vida divagando entre letras trae consigo una serie de situaciones que muchas veces no son fáciles de llevar. Posiblemente la falta de tiempo para leer como quisiéramos sea el mayor problema de todos. Y qué decir de esa ligera melancolía que sufrimos cuando llegamos al punto final, o la incertidumbre que nos provoca prestar un libro.
Si tú te consideras un auténtico amante de los libros, seguramente has atravesado las emociones que a continuación te presentamos. Todo sea por empaparnos una y otra vez de las aventuras ajenas, que en algún punto, inevitablemente, nos atraparán sin remedio.
- Te quejas de que no tienes tiempo para leer, pero cada vez que pisas una librería sales con una nueva adquisición
Uno de los problemas que más te afectan es la frustración de no tener tiempo libre para leer como te gustaría; no obstante, no dejas de comprar libros nuevos. Algunos de ellos aún conservan el plástico de su envoltura.
Los libreros se han vuelto una especie de imán para ti. Cada vez que entras a una casa, pasas tiempo revisando los títulos y hojeando los que te interesen.
3. Cuando un libro te gusta lo lees a prisa, aunque luego te arrepientas de haber terminado tan pronto
Un buen texto para ti es como un suculento postre: te apresuras a terminarlo, y en los últimos bocados piensas que pudiste haberlo hecho más lento, tal vez lo hubieses disfrutado más. Sin embargo, sabes que no será la primera ni la última vez que lo leas.
4. Te pones triste cuando piensas en todas las obras literarias que deseas leer y que no lo has hecho
Tienes una enorme listado de libros que quieres leer. Lista que va creciendo cada día, al mismo tiempo que tu tristeza al pensar que no tienes demasiado tiempo para hacerlo.
5. Sufres un ligero shock cuando alguien te pide prestado un libro
Cada vez que escuchas la frase “¿me prestas un libro?” te da pánico pensar siquiera que va a ser la última vez que lo vas a ver.
6. Te es difícil decir cuál es tu libro favorito
Para ti esa pregunta es un poco compleja, porque existen varios libros que marcaron tu vida en distintas etapas, y sabes que todos puede interpretarse de diferente manera, dependiendo el momento de vida en el que lo leas.
7. Sientes que salir de casa sin un libro no tiene sentido
Te causa más angustia darte cuenta que saliste a la calle sin un libro, a no encontrar tus llaves en el bolsillo. Te mortifica pensar que vas a sentarte a esperar algo y no vas a contar con una buena historia entre las manos.
8. Sufres de depresión post-libro
Cuando acabas un libro sientes una ligera tristeza porque sabes que ya no hay más páginas por hojear, o porque la historia simplemente finalizó. Es como una despedida que deja huella. A veces debes recuperarte de esa emoción para comenzar con otra aventura literaria.
9. Te es inevitable comparar a veces a tus conocidos con personajes de las historias que lees
A veces divagas demasiado y comparas a la gente con personajes literarios, o a las situaciones de tu vida ordinaria con alguna trama. Incluso has llegado a pensar “¿Qué haría tal personaje en esta situación?”
10. Has llorado la muerte de personajes ficticios
En más de una ocasión has tenido que hacer una pausa en tu lectura porque las lágrimas te impiden seguir leyendo. Ya sea por una historia triste o por un personaje que muere, llorar al leer es algo que conoces a la perfección.
11. Cada vez que terminas una historia, sientes la necesidad de platicar con alguien sobre ella
Platicar con alguien sobre lo que acabas de conocer es casi indispensable para ti. Desearías que todos sintieran lo mismo que tú.
12. Has intentado hacer círculos de lectura entre tus amigos sin tener éxito
Uno de tus deseos es que algún día tus amigos y tú acuerden leer un libro, y después de determinado periodo lo comenten, pero algunas veces tú eres el único entusiasta del grupo.
13. Prefieres mil veces ser “antisocial” y quedarte en casa leyendo, a salir de fiesta
No dudas ni un segundo en alimentar tu mente con una buena historia los fines de semana por la noche, en lugar de desvelarte en medio del escándalo de una fiesta. Encuentras una paz reconfortante e irremplazable entre las hojas de un libro, y no te importa que te digan antisocial.
Cuando alguien menciona el nombre de una obra que tiene versión literaria y fílmica, automáticamente piensas en el libro.
Enfureces cuando te enteras que no puedes leer aquel libro que tanto deseas porque no comprendes el idioma. Por lo general, los textos así cuentan con su versión en inglés, sin embargo, no siempre es de esa forma y tienes que esperar la traducción.
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