a mañana del 6 de agosto de 1945, el bombardero estadounidense Enola Gay dejó caer sobre Hiroshima una bomba atómica. El atentado no solo puso fin a la Segunda Guerra Mundial, también marcó un antes y después en el armamentismo mundial. Se calcula que el saldo del ataque fueron 166 mil muertos en Hiroshima y 80 mil en Nagasaki. El mundo no volvió a ser el mismo desde entonces. A setenta años de distancia, proponemos cuatro lecturas que nos harán reflexionar sobre los trágicos sucesos.
Kenzaburo Oé. Cuadernos de Hiroshima. Anagrama.
En agosto de 1963, el autor se dirigió a Hiroshima para hacer un reportaje sobre la novena conferencia mundial contra las armas nucleares. Oé, Premio Nobel de Literatura, se interesó de inmediato por los testimonios de los olvidados del 6 de agosto de 1945: ancianos condenados a la soledad, mujeres desfiguradas y, sobre todo, los médicos que luchaban contra los efectos tóxicos de la radiación. El escritor vio en su heroísmo cotidiano, en su rechazo a sucumbir a la tentación del suicidio, la imagen misma de la dignidad. ¿Cómo otorgar sentido a una vida destruida? ¿Qué nos ha quedado de la catástrofe nuclear? ¿Quién podrá acabar con aquella parte de Hiroshima que todos llevamos dentro? Oé no da respuesta a ninguna de estas preguntas. Él sólo se interroga, y nos interroga.
Basada en documentos históricos sobre la devastación causada por la bomba atómica y en entrevistas y diarios de víctimas de la masacre, Lluvia negra es la novela japonesa que mejor se ha enfrentado a las consecuencias de la explosión atómica en Hiroshima. El libro se centra en la historia de una joven, Yasuko, que se vio sorprendida por la lluvia radioactiva que cayó en los alrededores de Hiroshima. Las posibles consecuencias de su contacto con la radiación han dado lugar a un sinfín de habladurías entre los pretendientes de la joven: ¿estará enferma?, ¿podrá tener hijos? Su familia rememora aquellos días aciagos tratando de conjurar el peligro que la acecha.
El 16 de agosto de 1945, a las ocho y quince minutos de la mañana, Estados Unidos lanzó la primera bomba atómica de la historia en Hiroshima (Japón), lo que puso fin a la Segunda Guerra Mundial. A través de este documentado relato, Gordon Thomas y Max Morgan-Witts nos muestran cómo fue concebida y desarrollada la mortífera arma y cuáles fueron los motivos para lanzarla sobre Japón y no sobre Alemania, tal como en un principio se había pensado.
Con el bombardeo en Hiroshima y Nagazaki, se inició era donde las armas de destrucción masiva forzaron un nuevo orden mundial y se descubrían formas inéditas de sufrimiento humano. En 1946, Hersey, entonces corresponsal de guerra para la revista Time, narró al mundo, en un estilo ajeno a todo sensacionalismo, la historia de seis supervivientes antes, inmediatamente después y en los meses siguientes a la catástrofe. Cuarenta años más tarde, el autor regresó a Japón para averiguar qué había sido de cada uno de ellos y añadió un conmovedor capítulo final. Publicado primero en la revista New Yorker en forma de artículo, pronto se convirtió en un texto de referencia para el periodismo de investigación y en un clásico de la literatura de guerra.
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