lunes, 26 de septiembre de 2016

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Los mejores 12 cuentos de literatura latinoamericana que puedes leer gratis

Escribir es la mejor paga para el alma, pero no para el cuerpo. Aquí en Latinoamérica el hambre y la tortura es visceral e incompasiva. Lo sé porque conozco la vida de algunos grandes de la literatura que sufrieron una serie infortunios por dedicarse a la prosa. Por ejemplo, Horacio Quiroga fundó un laboratorio literario con el fin experimentar nuevos estilos y estructuras literarias. Él y sus colegas fueron criticados y rebajados como escritores. Un día su amigo Federico Ferrando recibió malas críticas del periodista montevideano Germán Papini Zas y lo retó a un duelo. Quiroga preocupado por Ferrando, se ofreció a revisar y limpiar el revólver que iba a ser utilizado en la disputa. Inesperadamente, mientras inspeccionaba el arma, se le escapó un tiro que impactó en la boca de Federico, matándolo instantáneamente. 

Quiroga padeció la muerte de un ser querido por defender su labor literaria. Se ahogó en la agonía y a su vez encontró la inspiración para sus siguientes obras. El ejemplo demuestra que el aliciente en Latinoamérica surge de enfrentar un infortunio. Hay muchos otros casos que podría contar para confirmar la premisa pero mejor que los mismos autores lo digan a través de su obra.
Los siguientes textos varían en estilos, temáticas y sentimientos. Forman parte de nuestro pasado y de lo que somos como sociedad, como latinoamericanos.



“Macario” de Juan Rulfo



“Felipa es muy buena conmigo. Por eso la quiero… La leche de Felipa es dulce como las flores del obelisco. Ahora ya hace mucho tiempo que no me da a chupar de los bultos esos que ella tiene donde tenemos solamente las costillas, y de donde le sale, sabiendo sacarla, una leche mejor que la que nos da mi madrina en el almuerzo de los domingos…”.





“Grafitti” de Julio Cortázar

“Cuando el otro apareció a lado del tuyo casi tuviste miedo, de golpe el peligro se volvía doble, alguien se animaba como vos a divertirse al borde de la cárcel o algo peor, y ese alguien como si fuera poco era una mujer”.



“El caso de los viejitos voladores” de Adolfo Bioy Casares

“Detrás de tan misterioso tráfico aéreo, ¿no habría una organización para el robo y la venta de órganos de viejos? Parece increíble, pero también es increíble que exista para el robo y la venta de órganos de jóvenes. ¿Los órganos de los jóvenes resultan más atractivos, más convenientes?”.



“El huésped” de Amparo DávilaNo pude reprimir un grito de horror, cuando lo vi por primera vez. Era lúgubre, siniestro. Con grandes ojos amarillentos, casi redondos y sin parpadeo, que parecían penetrar a través de las cosas y de las personas”.


“Algo muy grave a suceder en este pueblo” de Gabriel García Márquez

“El carnicero en media hora agota la carne, mata otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor. Llega el momento en que todo el mundo, en el pueblo, está esperando que pase algo”.




“Compensaciones” de Mario Benedetti


“Se despertó a las seis, sin embargo, la cabeza horriblemente pesada. Ya no podía llegar a la reunión, qué joda, así que se duchó y se afeitó. Cuando abrió el ropero, se encontró con que allí no estaban ni los vaqueros, ni la polera, ni el bolso. Ya era tarde. Imposible avisar a nadie. Sencillamente: el desastre”.



“El principio del placer” de José Emilio Pacheco

Y sin saber que ya era de noche, ya estábamos rodando por la arena sin dejar de besarnos, le metía la mano por debajo de la blusa, le acariciaba las y piernas y estuve a punto de quitarle la falda”.



“La biblioteca de Babel” de Jorge Luis Borges

“El universo (que otros llaman la Biblioteca) se componte de un número indefinido, y tal vez infinito, de galerías hexagonales, con vastos pozos de ventilación en el medio, cercados por barandas bajísimas. Como todos los hombres de la Biblioteca, he viajado en mi juventud; he peregrinado en busca de un libro, acaso del catálogo de catálogos; ahora que mis ojos casi no pueden descifrar lo que escribo, me preparo a morir a unas pocas leguas del hexágono en que nací”.

El muerto en el mar de Urca” de Clarice Lispector“Sólo se debe morir de muerte natural, nunca por accidente, nunca por ahogo en el mar. Yo pido protección para los míos, que son muchos. Y la protección, estoy segura, vendrá”.





“El muro” de Eraclio Zepeda

“Al principio fue sólo una sensación. Pero al paso de las horas, la fabrica de aquella resuelta pared progresaba a ritmo franco. El más pequeño ademán de él o la más simple inflexión en la voz de ella colaboraban, eficazmente en su erección”.



‘Alta costura’ de Beatriz EspejoSe escucharon las primeras notas de una sonata de Bach. Desde sus telones la bailarina surgió con una vela entre los dedos, el cabello suelto teñido de púrpura, descalza, cubierta por una toga blanca. Nadie supo cómo avanzó hasta el punto donde se hallaba, metida en su música escuchándola con unción, para sí misma, ajena a sus invitados, al mundo tangible y cotidiano”.



“Claro que no creo en la suerte, mamá. Ya está usted como mi papá. No me diga que fue un soñador; era un enfermo —con el perdón de usted. ¿Qué otra cosa? Para mí, la fortuna está ahí o, de plano, no está”.

1 comentario:

  1. Gracias por esta lista. Próximamente los narraremos en nuestro canal de youtube.
    dejamos el link, también los invitamos a conocerlo.
    realizamos narraciones, encontrarán narraciones de los 101 mejores cuentos de la historia, Gabriel García Márquez, Andrés Caicedo, Borges, Mario Benedetti.

    https://www.youtube.com/channel/UCMoN5XZi8x2XqMTnCVEejXA

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