Un título tan presuntuoso como el del artículo no se trata de clickbait, es una prueba de que hay obras tan buenas o malas, que terminan siendo repudiadas por los lectores, tanto novatos como experimentados. “La montaña mágica” de Thomas Mann u “Of Time and the River” de Thomas Wolfe, son obras maestras de la literatura (quizás el nombre Thomas puede significar algo), pero sin duda nadie te dirá que las debes leer como si se tratara de un premio, más bien es una pequeña agonía que te hará ver en el futuro los resultados; así como empezar a entrenar crossfit, odiarlo y después de meses ser adicto a él.
Los siguientes títulos se dividen en dos. Los que están condenados al odio de muchos lectores que gustan de la buena literatura y los otros que, a pesar de ser grandes obras maestras, pueden causar tal catarsis en el lector que es imposible entenderlas después de años.
“Psicomagia” (1995) – Alejandro Jodorowsky
Curarse a través de la creatividad no suena nada mal. Lo malo es que el libro de Jodorowski, más que ir por el camino del coaching (algo que tampoco se puede tomar en serio) o de una serie de recomendaciones realistas, se funde entre palabrería ambigua que si bien puede ser gratificante, no tiene bases sólidas; dejándolo en la temida sección de autosuperación. Es claro que la ficción no debe tener bases, pero curarse, mejorar y muchas cosas más a través de consejos sin algo que los respalde, termina por perjudicar más que ayudar.
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“Padre Rico Padre Pobre” (1997) – Robert Kiyosaki
Uno de los libros que llegan por alguna razón a manos de muchos adolescentes. Ya sea por maestros de administración o negocios o padres que tal vez confunden el título. Pero sin duda, quienes terminan por creerse la farsa de Kiyosaki (SPOILER: Para hacerte rico hace falta mucho más que el trabajo duro y las ganas de triunfar) son los que después están ofreciendo entrar a algún mágico negocio en el que serás tu propio jefe. Recuerda, siempre que algo suene a una estafa piramidal, es una estafa piramidal.
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“50 Shades of Grey” (2011) – E. L. James
Hay razones de sobra para odiar esta novela y sus secuelas. La trama es pobre, el lenguaje risible, las situaciones inverosímiles y el erotismo haría que Henry Miller, Sade y Apollinaire se retorcieran en sus tumbas. No hay nada que pueda salvar a la novela que termina por hundirse bajo el peso de su falso erotismo.
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“Crippled America: How to Make America Great Again” (2015) – Donald J. Trump
Ódialo por el presente
Ódialo por el mensaje
Ódialo por la hipocresía
Ódialo por el terror
Ódialo por lo que representa
Ódialo por lo que separa
Ódialo por lo que logró
Ódialo
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Además de esos libros, considerados obras menores, hay otros que están inscritos en la literatura universal y que a pesar de eso pueden ser un dolor para muchas personas.
“Finnegans Wake” (1939) – James Joyce
Los más estudiosos de la literatura, sobre todo de la inglesa, están obsesionadas con el Ulises de Joyce. Los temas, la estructura, el reto, el mito… todo se concentra en una de las obras de arte más grandes de la historia, pero el siguiente y último trabajo de Joyce es otra historia. El perfecto experimento de Joyce se va un paso más allá del transgresor Ulises, pero es tal su complejidad que son pocos los que se atreven a estudiarlo con la delicadeza que necesita, por lo que incluso doctores en Literatura han desistido.
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